Es una de las grandes preocupaciones de los padres: la cantidad de horas que pasan sus hijos usando teléfonos inteligentes. Si no lo tienen a mano, sienten que les falta algo. O que se están perdiendo de cosas muy importantes. Todo su mundo gira en torno a un dispositivo. Y sus emociones van al ritmo de los likes que consiguen en cada publicación.

Desde hace años, la ciencia ha venido recopilando información sobre las consecuencias de este fenómeno. Nuevos resultados preliminares de una investigación reciente en el país aportan más pruebas sobre la gran cantidad de tiempo que los adolescentes pasan mirando el celular.

Según comentó el investigador del Conicet y divulgador científico Fabricio Ballarini, el estudio se realizó con 838 estudiantes de entre 11 y 18 años y mostró que, en promedio, pasan 5,27 horas por día mirando la pantalla. “Equivale a 77 días en un año. La mitad del tiempo se la pasan mirando TikTok”, detalló el especialista.

El relevamiento nacional mostró que el tiempo que los chicos y adolescentes pasan con las pantallas va aumentando con la edad desde el primer hasta el cuarto año de secundaria. Recién en el último año, disminuye apenas un poco el uso de dispositivos.

Y cuanto más tiempo pasan con las pantallas, mayor es el puntaje en el test de adición al celular, según se revela en el trabajo de investigación.

Salud mental

¿El uso del celular tiene consecuencias sobre la salud mental de los adolescentes? Esta fue una de las pregunta disparadoras para el estudio. Ballarini señaló que, pese a que aún son datos preliminares, ya se observa una diferencia significativa en el autorreporte de variables referidas a la salud mental entre grupos que usan mucho el celular versus los que usan menos, en relación a reportes de sensaciones vinculadas con ansiedad y depresión.

Y en ese sentido, el relevamiento dio cuenta de una diferencia entre géneros: hay un mayor autorreporte de ansiedad, depresión y adición al celular entre chicas que entre chicos.

El investigador también dio datos sobre un fenómeno del cual vienen hablando hace tiempo los docentes: el vamping. Este comportamiento se identifica como la costumbre de usar dispositivos electrónicos (teléfono, tablet, computadoras) hasta altas horas de la noche. Está afectando significativamente la calidad y la cantidad de sueño de los estudiantes. Genera cansancio, irritabilidad y problemas de concentración, entre otras cosas.

“El sueño también se encuentra influenciado negativamente en adolescentes. Más horas de celular, más problemas para dormirse y mayores inconvenientes para mantenerse despiertos”, sostuvo Ballarini en base al relevamiento que, según aclaró, fue realizado por el becario doctoral del Conicet Alejo Barbuzza, a quien Ballarini dirige. Los resultados fueron presentados en congresos de Neurociencia, educación y psiquiatría.

Según explicó, quienes pasan más tiempo frente al celular tienden a dormir menos. A partir de las cinco horas diarias de uso, comienza a percibirse una sensación de dependencia, junto con mayores dificultades para desconectarse y un incremento en los autorreportes de ansiedad y depresión.

Estos efectos se duplican en mujeres ¿A qué se podría deber esta diferencia? Una posible explicación es que las redes sociales que consumen con mayor frecuencia las mujeres están centradas en la imagen, la autoobservación, el uso de filtros y la comparación constante, lo que puede resultar más perjudicial.

Así arrancan

Los cuadros indican que los chicos arrancan con tres horas de promedio de uso del celular a los 13 y 14 años, y cada año que aumentan de edad sube una hora destinada a las pantallas.

El promedio en cuarto año es de casi seis horas, pero hay casos de adolescentes que pasan 12 o13 horas diarias con el celular, precisó Ballarini, quien a partir de los resultados que fue arrojando la investigación, decidió restringir su tiempo de uso del celular y las redes sociales.

Nada fácil, según admitió en su cuenta de Twitter, teniendo en cuenta que los algoritmos están diseñados para generar adictos.

Recomendaciones

Desde hace un par de semanas, se instaló el debate sobre los efectos del uso de redes sociales en la vida de los jóvenes. Fue a partir del estreno de la serie de Netflix “Adolescencia”, que cuenta la historia de un chico de 13 años acusado de haber matado a una compañera de su escuela tras haber sufrido acoso en las redes.

Una de las muchas problemáticas que quedan expuestas en la miniserie tiene que ver con la gran cantidad de tiempo que los adolescentes pasan mirando el celular y cómo corren riesgos en este espacio que muchos padres no consideran peligroso.

La psicóloga Florencia Lazarte explica que muchas veces a los papás, al tener desconocimiento de todo lo que implica el uso de las redes sociales, les cuesta actuar porque tienen temor o no saben cuáles son los códigos. “Lo mejor que podemos hacer es adentrarnos en este mundo de la vida digital en la que interactúan permanentemente los chicos. Estar atento a las cosas que hacen en las redes sociales”, dijo.

La especialista no está a favor de prohibirles que tengan redes sociales. Pero sí sostiene que debemos limitarles el uso; establecer el tiempo que podrán estar en línea es un buen punto.

También recomienda a los padres tener acceso a las redes sociales para ver qué es lo que los chicos comparten o con quiénes se conectan. “No tiene que ver con invadir su intimidad; es reconocer que ellos todavía son chicos y necesitan la guía de un adulto responsable, admitir que ellos necesitan contención en este mundo que puede ser peligroso. Tenemos que tener acceso a los dispositivos tecnológicos de nuestros hijos, saber cuáles son sus vínculos, cuáles son las redes que frecuentan, cuáles son los temas de interés que tienen”, sugirió.

“Estar alerta es fundamental, y poder acompañar, contener y guiar en este proceso. Hay que hacerse esta pregunta: ¿le daríamos a un adolescente un auto sin enseñarles primero a manejar y las normas de tránsito? Entonces, ¿por qué los dejaríamos solos en las redes, en este proceso tan importante en donde ellos pueden ser vulnerables? Es un espacio tiene que ver con su imagen personal, con su autoestima y puede ser algo muy riesgoso”, evaluó la psicóloga.

Lazarte sostiene que no hay recetas mágicas que funcionen para guiar a los hijos en internet, ya que cada adolescente tiene una necesidad distinta. “Como recomendación, en general, se puede decir que los acompañemos con tiempo y paciencia. Cuando nuestros hijos nos consultan algo, nos hablan, es porque hay algo en ellos que les preocupa. Entonces, es muy importante poner la atención y el foco en ese momento, en ese minutito dejar de lado lo que uno está haciendo porque quizás sea la única posibilidad que tengan de pedirnos ayuda”, concluyó.

Testimonios

Estuvo sin celular un mes y ni él se imaginó que podía hacer tantas cosas

Ni él lo podía creer. No se imaginó todas las cosas que podía disfrutar estando lejos de la pantalla de un celular. “Empezó a ir más horas al club, a visitar a sus amigos y a sus abuelos, salía por todos lados a andar en bicicleta, veía series y películas. Incluso agarró un libro de historietas”, cuenta Erika Racedo, sobre la experiencia de su hijo Matías, de 16 años, quien perdió el celular y durante un mes estuvo sin dispositivo. “Decidimos no comprarle por un tiempo un teléfono nuevo para que aprendiera a ser más cuidadoso. Él mismo estaba contento de haberlo perdido; se daba cuenta de cómo podía disfrutar de otras cosas que antes, por estar pegado a la pantalla, no hacía”, relata la mamá. Aunque al final, reconoce que lamentablemente cuando le compraron un nuevo celular volvió a estar muchas horas por día prendido a las redes sociales.

"Es grave lo que está pasando", sostiene una docente de secundario

Ana Inés Vega, docente del secundario, les dio como tarea a los alumnos que contabilizaran cuántas horas pasaban por día con el celular. “Algunos se sorprendieron porque están 12 o 14 horas. Reconocen que pasan noches enteras sin dormir. Al día siguiente  son zombies realmente. O duermen todo el día. Cuando van a clases, es imposible atraerlos, que se puedan concentrar y entender bien un tema. Ni hablar de que tienen los horarios cambiados, no comen ni duermen bien. Es realmente grave lo q está ocurriendo”, cuenta Ana Inés. Claramente la diferencia se presentó en aquellos jóvenes con una agenda armada por sus padres con actividades extracurriculares. Pero no fueron la mayoría de los casos, según dijo.

Estudios

Qué es el estrés digital y por qué afecta cada vez más a los chicos

La mayoría de los jóvenes tiene al menos una cuenta en plataformas como TikTok o Instagram, lo que hace que muchos cultiven y mantengan amistades en línea. Con el tiempo, según una investigación, el uso constante de estas redes -como mediadoras en la interacción- aumenta el riesgo de que los chicos y chicas padezcan estrés digital, ya que las plataformas los obligan a estar disponibles de manera constante con sus compañeros.

Un nuevo estudio publicado a mediados de marzo en la revista Frontiers in Digital Health detectó que los sentimientos de tristeza, enojo o frustración pueden surgir cuando los adolescentes descubren que sus amigos cercanos no están disponibles, lo que puede fomentar los conflictos y malos entendidos.

Otro estudio de Journal of Adolescent Health encontró una asociación entre el estrés digital de los adolescentes y los síntomas depresivos. Estos análisis se ha centrado específicamente en los conflictos entre amigos en las redes sociales a través del tiempo.

Por otro lado, la investigación señala que, si los adolescentes perciben que sus amigos están activos en línea o pasan tiempo con otras personas mientras ignoran sus mensajes, pueden sentirse excluidos o incluso celosos.